La Independencia, de Venezuela rompe definitivamente con el sistema colonial impuesto por España desde el siglo XVI. Trató, en primer lugar, de alcanzar dicha ruptura por medio de la legalidad o proceso cívico-constitucional, pero al fracasar este método en 1812, los republicanos aplicaron la fórmula de la guerra desde el siguiente año, iniciándose el ciclo militar de la Emancipación. Entonces a partir de 1813, este guerrear tuvo características de guerra civil, por cuanto fueron muchos los venezolanos que se alistaron en las filas realistas, así como no pocos los peninsulares que lo hicieron en las patriotas, además del agravamiento por el antagonismo social, que radicalizó la pugna cruenta entre ambos bandos. A su vez, la emancipación, tuvo un carácter internacional, ya que dos naciones, tanto la española, en defensa de la causa del Rey, y la venezolana en procura de la Libertad y por la implantación de la República, se enfrentaron a sangre fría en territorios que ahora forman parte nuestra nación.
En tal sentido fue venezolana la forma de hacer la guerra, pues respondía a las peculiaridades de nuestra realidad y tuvo un sentido positivo al despertar y magnificar el espíritu patriótico de los venezolanos, de modo que coadyuvo en la creación de la nacionalidad bajo el imperio. Fue una lucha demasiado violenta, encaminada a constituir definitivamente una patria común, que se proyecta hasta nuestros días cuando celebramos doscientos años de gesta emancipadora, la cual nos ha conducido a reflexionar sobre los errores y aciertos de nuestros precursores en estos largos años de historia, y asomarnos el panorama de lo que vendrá si no actuamos en razón de los preceptos de Libertad y soberanía defendidos por nuestros héroes y el mismo Simón Bolívar.
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